Hasta las semillas
que das a los pájaros
reducen el hambre de la tierra.
El universo se alimenta
de una sencilla limosna.
Hasta el agua que das a tus plantas
hace crecer las raíces de la vida.
El universo se riega
con un pequeño gesto de tu mano.
Hasta la sonrisa
que ofreces sin darte cuenta
no desaparece sin haber engendrado
cariño en el corazón del mundo.
Y hasta Dios se ríe.
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