Responder como lo hizo el astrónomo Laplace a la pregunta de Napoleón sobre en qué lugar situaba la intervención divina en su cosmología : « Sire, no necesito de esa hipótesis », no es en realidad una actitud impía. Dios no debe estar molesto por ver a los científicos estudiar su gran obra.
El creacionismo es hoy rechazado con razón por la comunidad científica. El obispo episcopaliano americano John Spong evoca las consecuencias para la teología :
Si admitimos que el mundo evoluciona lentamente pero positivamente desde la ameba original hasta el estado complejo de las criaturas conscientes que somos, ¿cómo podemos aún hablar de la « Caída » de un estado primitivo de perfección que evidentemente nunca existió, y que tendría la necesidad de la encarnación del Hijo de Dios para su « salvación » ?
Hay que dejar a los científicos utilizar los principios racionales que les ha dado tan buenos resultados y no obligarles por razones religiosas a integrar en sus investigaciones la « Verdad » de Dios que nos propusieron los antiguos concilios o la lectura literalista del Génesis ; Por ejemplo, afirmar porque viene descrito en la Biblia, la « creación directa » de Adán y Eva y no la lenta evolución de la humanidad.
« Sería desastroso para la teología, escribió Paul Tillich, preferir por razones teológicas una visión científica en vez de otra »
Pour faire un don, suivez ce lien